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HAMBRE REAL VS HAMBRE EMOCIONAL

hambre emocional

Te rugen las tripas y te duele un poco la boca del estómago, eso es hambre real. Te aburres, estas nervioso/a, tienes preocupaciones, etc. y comes sin más, eso es hambre emocional.

El hambre fisiológica (real) surge de una necesidad natural donde el cuerpo cada cierto tiempo necesita alimentarse. Tenemos que ser capaces de estructurar esos espacios sin que exista una sensación de urgencia o voracidad.

Cuanto mayor es el hambre, nuestra toma de decisiones se vuelve más impulsiva, y busca alimentos mucho más calóricos que aporten energía rápida al cuerpo. Por ello siempre se aconseja realizar la compra después de haber comido, las decisiones sobre que comprar para comer son más recapacitadas.

En cambio, el hambre emocional surge la mayoría de las veces de manera repentina y la intensidad de este tipo de hambre es muy alta y parece muy urgente, como una necesidad difícil de rehusar.

¿Cómo saber si eres un comedor emocional? 

Hay 8 preguntas que tienes que hacerte para salir de dudas:

– ¿Buscas comida por razones que no tengan que ver con tener hambre?

– ¿Sabrías identificar entre hambre fisiológica o deseo de comer un alimento en concreto?

– ¿Piensas frecuentemente en la comida?

– ¿Te premias con la comida?

– ¿Te consuelas con la comida?

– ¿Te entretienes con la comida?

– Cuando piensas en una celebración, ¿se te ocurren actividades diferentes a la comida?

– ¿Disfrutas en otras actividades tanto como con la comida?

¿Cómo controlar el hambre emocional?

Como bien hemos comentado, el hambre emocional no viene dada por una circunstancia biológica ni natural, sino que responde a la tristeza, el enfado, la ansiedad, la frustración… las cuales no sabemos cómo gestionar.

Por eso, lo más importante es acudir a un profesional para que nos ayude a solucionar el problema. Que nos ayude a identificar y solventar lo que verdaderamente nos está afectando.

Consejos que te ayudarán a gestionar mejor el hambre emocional:

Busca ayuda profesional

Un psicólogo/a nos podrá ayudar a manejar las emociones aversivas y, en consecuencia, a disminuir esa necesidad de comer.

Identificar las situaciones o momentos en los que aparece el hambre

Lo más probable es que haya ocurrido alguna situación que nos ha afectado a nivel emocional, y eso ha provocado nuestra necesidad de comer, como por ejemplo el estrés laboral, una mala noticia, cambios hormonales…

Si logramos identificar cuáles son esas situaciones, será mucho más fácil elaborar estrategias que nos ayuden a evitar esas ansias de comer.

Aprender a gestionar las emociones

Hacer una gestión emocional adecuada es fundamental, es lo que realmente hará que nuestros niveles de angustia disminuyan y, por lo tanto, nuestra necesidad de comer también.

Buscar otro tipo de recompensas

Debemos buscar otro tipo de recompensas, otro tipo de actividades que también nos generen placer y satisfacción sin tener consecuencias negativas como el comer compulsivamente.

Menú diario de comidas

Tener una buena alimentación es esencial. Tener un planning semanal en el que incluyas lo qué vas a comer y en qué franja horaria lo harás, ya que así reduciremos esas horas de comer compulsivamente.

Comer alimentos saciantes

En Mi Educador Nutricional podemos aconsejarte sobre los alimentos saciantes adaptados a tus gustos, ¡solo tienes que pedir cita!

Evitar el azúcar

El hambre emocional está bastante relacionada con ingerir de forma abusiva alimentos con alto porcentaje de azúcar. Lo mejor será que evites tener este tipo de comidas en casa y sustituirlo por alimentos más saludables.

Realizar ejercicios de relajación

Practicar ejercicios y técnicas de relajación puede ayudarnos a calmar nuestro estado de ánimo y, en consecuencia, nuestros niveles de ansiedad serán óptimos.

Dormir lo suficiente

No dormir las horas de sueño suficientes, aumentan los niveles de cansancio provocando un efecto directo en nuestro organismo. También puede provocar un aumento en los niveles de ansiedad y si a eso le sumamos el hambre provocada por esa subida de ansiedad que a su vez ha sido provocada por la falta de sueño, volvemos a entrar en una espiral aversiva para nosotros.

Realizar ejercicio físico

El ejercicio físico moderado es un hábito muy recomendable para conseguir reducir la ansiedad y vivir de una forma más optimista y positiva. Por lo que es un aliado esencial para disminuir los niveles de ansiedad y así reducir también esos ataques de hambre.

Beber mucha agua

Aumentar nuestro consumo de agua diario ayudará nos ayudará a mantener la sensación de hambre más estable. Además, en los momentos en la que esta aparezca, beber agua puede ayudar a disminuir temporalmente esta sensación tan intensa.

Mantener la mente ocupada

En esos momentos o situaciones en los que el hambre emocional aparece, que intentemos distraernos realizando alguna actividad puede ser una buena estrategia de afrontamiento. Leer, quedar con un amigo, conversar con alguien, ver una peli o cualquier otro tipo de actividad agradable para nosotros, puede servirnos de gran ayuda.

Resumiendo, ¿cómo diferencio el hambre física del hambre emocional?

Hambre física:

 – Aparece poco a poco.

– Comemos lo primero que esté a nuestro alcance.

– Podemos posponerlo durante minutos o incluso más tiempo.

– Podemos realizar otra actividad mientras esperamos.

– Cuando nos sentimos satisfechos podemos dejar de comer.

– Nos sentimos bien cuando hemos terminado.

Hambre emocional:

 – Aparece de repente.

– Somos selectivos a la hora de elegir el alimento.

– Tenemos que comer en ese preciso momento.

– Nos resulta difícil concentrarnos en otra actividad.

– Seguimos comiendo aún después de sentirnos satisfechos.

– Nada más acabar, nos invaden sensaciones molestas.

© Copyright Mi Educador Nutricional by Germán Ménendez Díaz – Desarrollado por Oviseo

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